Millie, una mujer que busca rehacer su vida tras su paso por prisión y transitando su libertad condicional, acepta un trabajo como asistenta para una familia de buen pasar. Las tareas que debe desempeñar son sencillas, limpiar; cocinar, y cuidar de la niña de 8 años.

Este trabajo le permite además de un ingreso, un lugar donde vivir y cualquier lugar es mejor que dormir en el auto. Si bien la casa tiene varias habitaciones, a ella le asignan un cuarto muy pequeño con un catre en lugar de cama y con una particularidad, solo se cierra por afuera.

Desde el momento en que pone un pie en la lujosa casa, Millie se ve envuelta en un mundo de apariencias engañosas y relaciones disfuncionales. Nina la mujer que la contrató pasa de ser amable y generosa a se una verdadera pesadilla, la hija, caprichosa y malcriada hace mas compleja la relaciones, pero Millie resiste, no tiene muchas opciones.

Poco a poco se va acercando a Andrew, el marido de Nina, en quien encuentra apoyo y consuelo para sobrellevar el día a día, además que siente una atracción física que sospecha es mutua.

Ciertos eventos desencadenan una ruptura en la dinámica familiar, dejando a Millie en una posición inusual en la casa.

Con el pasar de los días, las certezas de Millie se desvanecen, dejándola sumida en la incertidumbre. ¿Es Nina realmente la villana de la historia? ¿Es su cuarto, un simple espacio habitable, o es en realidad una cámara de tortura disfrazada?

Hay algo que ellos desconocen y es de lo que Millie es capaz.

Para los amantes del thriller psicológico este libro es realmente adictivo.